La ley de Parkinson dice: “el trabajo
abarca todo el tiempo disponible para terminarlo”. Si algo debe
hacer hacerse en un año, en un año se hará.
Estoy bastante de acuerdo con ella, y
por esa misma razón estoy a favor de las planificaciones
estratégicas marcando hitos y plazos concretos para terminar las
actuaciones ya que, de lo contrario, los trabajos se pueden demorar
sin motivos. Ahora bien, esos plazos y fechas tope deben ser
suficientemente realistas y flexibles.
Realistas, porque de lo
contrario puede pasar como con la ley 11/2007, en el que un plazo tan
excesivamente ajustado y en unas condiciones tan poco óptimas para
cumplirlo, provocó que cada Departamento buscara una solución a
medida y por su cuenta en vez de buscar las sinergias y servicios
comunes que ahora todos demandamos. Todavía no es tarde para
corregir esta situación, pero indudablemente ahora el coste que
supondrá llegar a ese punto de reutilización y consecuente ahorro
de costes va a ser mucho más costoso, porque hay que mantener
mientras tanto todo lo ya desarrollado.
Lo conseguido con la Ley 11/2007 es
realmente espectacular, pero si se hubiese dado un poco más de
margen y con un liderazgo claro, los resultados hubiesen podido ser
igualmente espectaculares, pero además optimizados y con un
mantenimiento mucho más asequible.
En cuanto a que la planificación sea
flexible, es consustancial al grado de incertidumbre que
existe en el desarrollo de aplicaciones. El futuro tecnológico es
demasiado incierto y variable como para tratar de cumplir plazos
rígidos o hitos determinados si las circunstancias no lo
posibilitan.
Una vez argumentada mi opinión
favorable a las planificaciones estratégicas pero realistas y
flexibles voy a adentrarme en su contenido, detallando algunas
cuestiones que considero erróneas.
La primera de ellas tiene lugar cuando
a determinado Directivo se le pide que muestre su planificación
estratégica por así llamarlo, y para quedar bien, empieza a soltar
temas a diestro y siniestro, muchas veces sin preocuparle si tienen
sentido realizarlas o son meras quimeras. Siguen la siguiente teoría:
cuanto más grande es la lista más aparentas hacer. Mi
opinión al respecto es que las personas bien formadas saben apreciar
el trabajo de calidad aunque este aparentemente sólo sea una única
tarea si ésta tiene suficiente entidad o reviste tal complejidad
como para focalizar el trabajo exclusivamente en ella.
Para ello, pongo un ejemplo real
escuchando la planificación de un Directivo. En ella se comentaba
que disponía de una serie de servicios/aplicativos que eran muy
compatibles con la idea de publicarlos en la nube. Quería apostar
claramente por que otros Organismos hicieran uso de estos servicios,
con el consiguiente ahorro de costes y la homogeneización.
Hasta aquí todo correcto, pero
sorprendentemente la siguiente medida a realizar que escucho es
ofrecer el código fuente para que los Organismos puedan hacer uso de
sus servicios mejorando o adaptando dichos servicios a su antojo.
Si se apuesta por reutilizar y
homogeneizar servicios (propuesta de ofrecer los servicios en la
nube) significa tratar de luchar por ello, es decir para que
realmente sea un éxito. Por tanto, no tiene ningún sentido que se
proporcione el código para que los Organismos lo adapten. En mi
opinión es una contradicción de medidas donde claramente la segunda
no favorece en absoluto la consecución de la primera sino todo lo
contrario. Pero claro, dos medidas en un plan son más que una.
A mi modo de ver es un ejemplo patente
de incongruencia en la planificación estratégica. Ni que decir
tiene, que está sacado fuera de contexto y quizá haya motivos para
obrar de tal forma aunque yo no los escuché. En cualquier caso sirva
de ejemplo.
En otras ocasiones no hay
contradicciones aparentes, pero sí claramente iniciativas
completamente inabordables bajo las premisas en las que se
circunscriben, o simplemente innecesarias o poco prioritarias en el
momento actual.
Como segunda cuestión es importante
decidir claramente el contenido del plan, no obviando los
mantenimientos de aplicaciones existentes.
Peter Drucker, padre de la teoría de
la gestión empresarial moderna, dice “ No hay nada más inútil
que hacer con eficacia aquello que no debería hacerse”. Traducido
al mundo del desarrollo de aplicaciones puede significar que en el
momento actual, y dado el volumen de sw implementado en los últimos
años, lo más recomendado sea refactorizar todo lo desarrollado
este tiempo, hasta que llegue a tener la madurez y calidad necesaria
para que pueda ser ampliamente utilizado por los usuarios
destinatarios y no malgastar una fortuna en mantenimientos futuros.
Mientras eso no se consiga, quizá no convenga abordar nuevas
implementaciones.
Tal vez esto de la refactorización no
venda mucho en una planificación estratégica, no obstante es la
forma real de vencer la barrera de que los desarrollos funcionen sólo
“a medias”: ciertas funciones sí, otras no, en algunas
configuraciones sí, en otras no, etc. El mantenimiento correctivo
y la mejora de la calidad de lo ya existente se ningunea
constantemente en las planificaciones estratégicas e inversiones,
como si lo actualmente en vigor ya careciese de importancia cuando
realmente es el presente lo único que verdaderamente está aportando
valor. Si sólo se piensa en el futuro ¿Qué hay del presente?
En tercer y último lugar, no se puede
planificar si no se tiene un conocimiento tanto técnico como
funcional mínimo sobre el objeto de análisis. De hecho, la
movilidad actual en estos puestos directivos no ayuda, sino más bien
todo lo contrario, a adquirir ese conocimiento necesario para tomar
decisiones correctas. En tales casos, los responsables de los planes
estratégicos deben ser lo suficientemente flexibles como para
dejarse asesorar convenientemente por personal capacitado tanto a
nivel técnico como funcional.
Como conclusión, las planificaciones
estratégicas favorecen el compromiso y focalizan a las personas a la
consecución de sus hitos. Sin embargo deben ser realistas y no unas
utópicas listas de sueños inabordables o incoherentes con las
cuales se satisfaga el deseo del político de turno pero el de nadie
más. Emprender metas que son contradictorias, aunque no lo
parezcan, o acciones innecesarias produce inevitables fracasos a la
larga.
Completamente de acuerdo! Lamentablemente mucha supuesta planificación estratégica es puro humo...
ResponderEliminarHola Dani, estoy completamente de acuerdo con la tesis, y me atrevo a hacer un par de sugerencias.
ResponderEliminarLa primera es respecto al ejemplo que pones de la Ley 11/2007, la cual en si misma no es una planificación estratégica, y creo que el problema en este caso es que se fijaron plazos y condiciones absolutos, cuando lo adecuado hubiese sido fijar grados de cumplimiento, por ejemplo "el 90% de los procedimientos, que correspondan al menos al 99% del total de trámites realizados, estarán implantados electrónicamente a fecha de tal y tal..."
Es decir, concentrar esfuerzos en aquello que es más productivo, evitando malgastar ese 80% de recursos en el 20% de servicios.
En cuanto al mantenimiento y la mejora de la calidad, en efecto es un trabajo oscuro y no se valora lo suficiente, sin embargo cuando algo no funciona o funciona mal sí recibimos las quejas. Aquí el trabajo del gestor es precisamente hacer ver a la Dirección que hay una relación entre los costes y recursos empleados y el buen funcionamiento de los servicios.
Muchas gracias por los comentarios.
ResponderEliminarLucía, me alegra que tengas una opinión similar en este sentido porque tienes bastante más experiencia que yo en este tema tratado.
Felix, de acuerdo con tus sugerencias. El tema de mantenimiento lo saco a relucir porque lo padezco en primera persona y, como bien dices, por ahora no logramos hacer ver a los Directivos su importancia pese a nuestros esfuerzos. No consigo sacar ni una memoria de mantenimiento con lo que las de inversión que si me dejan (generalmente nuevas funcionalidades sobre una aplicación ya existente) tienen que servirme también para mantener la aplicación que es lo verdaderamente importante. Es decir en mis proyectos, inversión = inversión + mantenimiento con las desventajas que eso conlleva. Ciertamente hay poco dinero pero...