sábado, 1 de marzo de 2014

La nube soleada de la Administración Pública

El cloud computing, o en términos más coloquiales la “nube”, lleva ya un tiempo siendo uno de los puntos calientes de la actualidad y por tanto hay mucho escrito sobre ello. Así que voy a abstraerme lo máximo posible de lo que es el concepto, sus ventajas y posibles inconvenientes, para reflexionar exclusivamente en cómo implantarlo en la Administración, qué modelo utilizar, los requisitos a cumplir y las dificultades a las que nos enfrentamos. Todo ello de forma somera.


1. ¿Cómo implantar servicios en la nube?
Tras hacer un estudio con el objetivo de definir aquellos servicios susceptibles de ser traspasados, pues no todos ellos tienen por qué ser migrados, existen dos alternativas:

a- Externalizar completamente el servicio en la nube, de tal forma que en local no exista ninguna infraestructura para dar soporte. Obviamente debe ser plenamente trasparente de cara al usuario final.

b.- Ofrecer un modelo híbrido. Parte de la infraestructura seguirá residiendo en local para dar soporte a aquella información que se considere crítica, mientras que el resto se deriva a la nube. Para que este modelo funcione correctamente se deben establecer unas políticas que determinen qué información es externalizable y cuál no lo es, así como los posibles trasvases que se lleven a cabo. Un ejemplo podría ser un servicio de almacenamiento similar a los ya existentes en los que datos de alguna persona VIP o que hayan sido grabados muy recientemente desde alguna aplicación crítica, residan en el entorno local donde se da el servicio final mientras que el resto de información esté albergada en la nube.

No soy partidario de dar el salto a la nube adoptando este último modelo, al menos sin tener la madurez suficiente como para afrontarlo con garantías. Los ahorros en infraestructura ya no son tan evidentes debido a que se debe mantener parte de la misma en local. Además, aquello que te puedes ahorrar quizá se pierda en definir y automatizar las políticas que definen donde reside el dato haciendo uso de servicios de orquestación.

Siempre hay que tener en cuenta el mantenimiento, que muchas veces es el gran olvidado y que debería ser un factor decisivo cuando haya que escoger entre varias alternativas.

2.- ¿Qué modelo utilizar en la Administración Pública?

En la implantación del Cloud Computing también hay que tomar decisiones en cuanto a si usar una nube privada, una pública o un modelo mixto.

En el ámbito público disponemos de la red SARA. Una red privada en la que cada vez más organismos están conectados y su objetivo es llegar a la totalidad de los entes. Dicha red no se limita a conectividad sino que también ofrece servicios de carácter horizontal. En este sentido la "Dirección General de Modernización Administrativa, Procedimientos e Impulso de la Administración Electrónica" -en adelante D.G.M. - del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas está haciendo un notable esfuerzo. Cada vez son más los servicios comunes ofrecidos y está creciendo de forma exponencial la importancia que se les está dando en términos de marketing y publicidad para que sean implantados en el conjunto de organismos públicos. Ya existen casos de éxito contrastados como la suite de @firma, los servicios de intermediación o más recientemente el proyecto ORVE de interconexión de registros.

La red SARA podría perfectamente ser una solución de nube privada para la Administración Pública donde se externalicen plenamente servicios completos (a priori no para adoptar el modelo híbrido). De hecho, una iniciativa de la D.G.M. se llama SARA Cloud. Aitor Cubo, Subdirector General de la D.G.M. y actualmente uno de sus principales promotores, aboga en sus intervenciones insistentemente por este modelo y a mi modo de ver con buen tino. Eso sí, hay que exigir calidad a las soluciones ofrecidas, que muchas de las cuales sí la tienen, porque las buenas presentaciones e ideas no son suficientes cuando se trabaja en modo real con ellas.

3.- ¿Qué requisitos debería cumplir la red SARA para llegar a ser un verdadero modelo Cloud?

Bajo mi desconocimiento del detalle de esta red, para considerarla definitivamente una solución Cloud privada, además de ir añadiendo más servicios, que ya se está abordando, es necesario cumplir con algunos requisitos, entre los cuales hay que citar:
  • Dotarla de versatilidad para que la infraestructura que soporta los servicios sea bajo demanda, y no un modelo rígido que no tenga en cuenta su uso, con el consecuente desaprovechamiento de los servidores.
  • Proporcionar más proyectos relativos a albergar infraestructura y servicios básicos, en vez de basarse únicamente en aplicaciones y servicios Web.
  • Exigencias de seguridad que toda solución Cloud debe contener.
En relación con estos requisitos, existen proyectos como la puesta a disposición de servidores a organismos sin infraestructura, pudiendo ser parametrizados a demanda en términos de memoria, almacenamiento, etc y con capacidad de ser administrados remotamente, alojando en ellos aquello que sea necesario. Estos tipos de proyectos son vitales para considerar realmente la existencia de una Cloud Privada administrativa. De lo contrario, el modelo que llamamos ahora Nube habría existido toda la vida, salvo que ahora se está poniendo hincapié en añadir más aplicaciones.

Desarrollar aplicaciones comunes ha existido siempre, y a eso nunca se le ha llamado cloud o nube.

Respecto a los requisitos SLAs, acuerdos de nivel de servicio y disponibilidad son fundamentales para garantizar su buena acogida. Hay una buena infraestructura de soporte y atención a usuarios detrás de estos proyectos que aseguran un mantenimiento adecuado. Sin embargo habrá que seguir apostando por la inversión para garantizar la calidad de estos servicios que se me antojan como críticos a medio plazo.

Sobre temas de seguridad no me extiendo, pues hay mucha información técnica al respecto sobre los requisitos que toda infraestructura Cloud debe cumplir.

4.- ¿Por qué nos cuesta tanto dar el paso hacia el cloud?

Ya no es tanto la falta de liderazgo sino el gigantesco tamaño de lo público lo que dificulta cualquier actuación coordinada. Se ha hablado largo y tendido sobre ello, lo que provoca que nosotros mismos nos escudemos en ello para no abordar este tipo de iniciativas. Cada cual debe aportar su granito de arena, independientemente de que exista o no dicho liderazgo o convenio de colaboración. No siempre es posible saltarse las barreras burocráticas existentes, pero cuanto menos no hacerlas más grandes de lo que verdaderamente son.

También parece influir que los organismos durante estos últimos años han hecho una fuerte inversión dotándose de infraestructura muy potente para dar un servicio con un alto grado de calidad y disponibilidad. Tras este intenso esfuerzo todavía no ven su retorno de inversión amortizado y consideran que deben exprimirlo un poco más antes de dar el gran paso hacia el Cloud. Sin embargo, cuando una solución demuestra ser mejor que la anterior hay que saber desaprender a tiempo para coger la ola correcta. Eso si, sin dejar a los usuarios desatendidos y ahí está el quid de la cuestión y la dificultad de dar pasos disruptivos e innovadores.

Resumiendo, el modelo Cloud es una realidad y existen resultados espectaculares de algunas entidades que ya han dado el paso. Todo lleva su tiempo y hay que ir asimilándolo, pero ir en contra de la marea y de los resultados objetivos parece no ser lo conveniente.

Según las últimas actuaciones desarrolladas en el ámbito público en favor de un cloud administrativo y las tendencias que se están viendo, todo parece indicar que detrás de esta nube a pesar de que hay amenazas de tormenta finalmente saldrá el sol.

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